Enclavada en las montañas de la cordillera de Los Andes, a una altura de 2.500 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura promedio de 14 grados centígrados y cerca de medio millón de habitantes, la ciudad de Pasto se levanta al borde del volcán Galeras. Esta ciudad, capital del departamento de Nariño, deriva su nombre de los indígenas pastos, antiguos habitantes de este territorio cuyos rasgos y cultura siguen siendo visibles en sus actuales pobladores y en las artesanías que producen.
La fiesta más renombrada de Pasto es el Carnaval de Negros y Blancos, evento que se celebra todos los años en enero, mes durante el cual la ciudad recibe a decenas de miles de turistas nacionales y extranjeros que llegan atraídos por el desborde de alegría de las murgas y la extraordinaria calidad y belleza de las obras realizadas por los artesanosde la región. Este carnaval es tan importante para la cultura de la ciudad que incluso hay un museo, el Museo del Carnaval, donde se exhibe de forma permanente el arte popular que se expresa en esta fiesta. Además de este museo, en Pasto puede visitar el Museo Casona Taminango, construcción de arquitectura colonial declarada monumento nacional, en donde se exhiben muestras del arte tradicional de la región; el Museo del Oro del Banco de la República, que recoge piezas en distintos materiales asociados a la cultura Tumaco del litoral Pacífico, y el Museo Madre Caridad Brader, que en su sección principal muestra prendas, muebles, retratos, libros y fotografías de la benefactora, recogidos a lo largo de varias décadas de historia de la ciudad.
La actividad económica de Pasto gira en torno al comercio y a las pequeñas industrias o microempresas dedicadas, en su mayoría, a la manufactura artesanal y al intercambio comercial con el vecino país de Ecuador.
Para quienes quieran hacerle honor al nombre que se le da a esta ciudad, “la ciudad sorpresa” y dejarse sorprender por la belleza natural que la rodea, la invitación es a visitar sus alrededores, en especial la laguna de La Cocha, a menos de treinta kilómetros de distancia; el Santuario de Las Lajas, de hermosa arquitectura y sitio de veneración para los católicos, o tomar la ruta de occidente y llegar hasta Tumaco, a la orilla del mar, donde podrá disfrutar del Océano Pacífico en toda su plenitud.
